Día 4 - On the road

Más de 400 kilómetros nos separaban de nuestro próximo destino: la ciudad de Curitiba, capital del estado de Paraná, en el sur del país. De entrada, sabíamos que iba a ser un día largo, pero no considerábamos que cuando todavía no había terminado de amanecer, un coro de bocinas se encargaría de arrancarnos prematuramente de la cama para darnos la despedida temporaria de Sao Paulo.

Tranqui la ruta

Minutos antes de las 9, salimos a la búsqueda de la BR-116, la ruta más extensa de Brasil con 4385 kilómetros. La BR-116 comienza en la ciudad de Fortaleza, en el estado de Ceará, y termina en Jaguarão, en Río Grande do Sul, en la frontera con Uruguay.

Banana não tem caroço

Entre cervezas y mates (con sus consecuentes paradas obligatorias –¡en una nos regalaron un cacho de bananas!-), peajes varios (la gran mayoría a 1,80 reales) y un puñado de accidentes de tránsito, llegamos a Curitiba pasadas las 15:30. Habíamos escuchado por radio los últimos minutos de Colombia – Grecia y debatíamos entre dejar las valijas y mochilas en el hotel o pegarle derecho hasta el Fan Fest, ubicado en la Pedreira Paulo Leminski –a unos 7 kilómetros del centro- para ver Uruguay – Costa Rica. Finalmente, optamos por la primera opción.

Después de ver el segundo tiempo del triunfazo costarricense -y de gozar con la expulsión de Maxi Pereira- en un bar cerca del hotel, decidimos que sí o sí teníamos que pasar por el Fan Fest para ver Inglaterra – Italia. Preguntamos cómo llegar y cuando nos dijeron que había un bondi gratuito que paraba en la Plaza Tiradentes, a pocos metros de donde estábamos en el centro, y nos dejaba en el lugar exacto, ni lo dudamos.

Llegando al Fan Fest

Salimos con el partido ya empezado y llegamos poco antes del final de la primera etapa, con el 1 a 1 parcial. Justo a tiempo para ver el gol de Balotelli y las caras de decepción de los piratas.

Lembrança de Curitiba

La Pedreira Paulo Leminski es un predio gigante, con accesos muy similares a los de la cancha de Arsenal de Sarandí, donde antes se realizaban recitales (una especie de Costanera Sur), pero que hace unos años había dejado de recibir eventos masivos por las quejas de los vecinos del barrio de Abranches, donde está localizado. Si bien tiene espacio para recibir a unas 30 mil personas, desde su reapertura a comienzos de este año, está habilitado para 15 mil. Hoy no había más de 3 mil. Lo importante, el precio de la birra: 6 reales, unos 30 pesos argentinos. Al menos te llevabas el vaso oficial del Mundial (?)

El verdadero Mundial

A la vuelta, el bondi que supuestamente paraba en la Tiradentes siguió de largo y no nos quedó otra que conocer un poco de la noche de Curitiba. Otra vez salimos con la valla invicta.

En tu cara y en tu casa, Brasil.