Si de algo nos podemos sentir satisfechos en este viaje que va llegando a su fin, es que el tiempo de antelación con el que preparamos todo nos permitió parar en lugares que alcanzaron (y en muchos casos, pasaron) nuestras normas ISO del confort. Hoteles, hostels, casas de verano, posadas. En cada uno de los 11 techos bajo los que hemos dormido en estos 32 días, nos fuimos sintiendo muy a gusto. A veces por calidez, otras veces por los servicios (desayuno, pileta, sauna, internet, TV con De Zurda), y en algunas ocasiones sólo por el precio. La vida Sergio Gendler no se puede mantener con tanta facilidad.
El único ítem que no estuvo definido hasta hace unos días, fue el de nuestro alojamento en Río de Janeiro, la última parada del periplo. En un principio, teníamos pensado ir y volver el mismo día de la final, algo bastante criminal teniendo en cuenta de que estamos parando en Ubatuba (a unos 350 kilómetros, por una ruta bastante compleja). Con el pasar de las semanas, la idea de ir antes a Río para aprovechar más la Cidade Maravilhosa, se nos fue metiendo en la cabeza. Y mientras se jugaba la seminfinal entre Argentina y Holanda, terminamos reservando un hostel feo, lejos y caro en el barrio Madureira. Lo poco que quedaba. La otra opción que teníamos, a esta altura, era dormir en la calle o en el Sambódromo.
La pantera se escapó de la clínica y se fue a dedo
Después de dejar las cosas en el hostel (previa pisada de mierda de perro por parte de uno de nosotros), nos volvimos a subir a la camioneta con rumbo a la playa. La idea era llegar primero a Copacabana, pero terminamos bajando en Barra da Tijuca. Arena blanca, agua celeste. Ganas de quedarse hasta la noche, pero se estaba jugando el partido por el tercer y cuarto puesto. Lo queríamos ver.
El lugar escogido para ver el match que nunca le importa a nadie, fue el Centro Abierto de Media de Río de Janeiro, en Ipanema. Y ahí, entre periodistas que ahora aprovechan para bajarse del carro de Felipao y decir que siempre estuvieron en contra del proceso, vimos como Holanda le hacía otros 3 goles a este Brasil que no deja de dar lástima.
Ya con la luna llena iluminando la ciudad, terminamos esta crónica y emprendemos el viaje de vuelta hacia el hostel. Nos espera un lugar feo, caro y lejos de todo. Pero tiene algo fundamental: cuartos cómodos. Lo que más sale en Brasil.
La guata de ERDT es la segunda figura del Mundial Baldosero, pero comoda segundona del bicho pansexual ese. Solo le faltó un affaire en la concentración argelina. Figura indiscutida Der Rosarothe.
ResponderEliminarNo está la pantera entre los 10 candidatos al balón de oro, nada tiene sentido. Mañana donde mierda van a estar? Me estoy volviendo loco, me está matando la ansiedad
ResponderEliminar"El lugar escogido para ver el match que nunca le importa a nadie"
ResponderEliminarA nosotros que los seguimos siempre SI nos importa, pedazo de balas..
Un abrazo y buen viaje, esperemos que con la copa!!
CUAHUTEMOC
la panquequeada de la prensa brasilera no tiene nombre, ahora todos odian a Felipao, ahora hay que volver a las fuentes, al jogo bonito... en fin, nada que alguno de nosotros no vio en nuestros paises despues de un fracaso.
ResponderEliminareso si, el remate que hicieron, muy oldschool, muy cucu, casi (?) lloro.
espero que la ultima cronica sea la mejor, aun con el dolor, que creo que la haria aun mas importante. hoy hasta tiraron un tuit serio al final...
Si, hoy Felipao podria ser desterrado y nadie se enojaría.. modo N**mbr* ON.
EliminarDiganme sentimental pero verlo a Messi putito en la ceremonia sin derramar una puta lagrima, me confirma que tiene agua destilada en las venas.. sera que no tiene compromiso, ese que si se noto en las lagrimas del Die en el 90..
ResponderEliminarThe Rev: más que verle lágrimas, me hubiera gustado verlo jugar los últimos 3 partidos como juega siempre y gana tantos balones y botines de oro, campeonatos, copas y demás logros en el Barsa.
EliminarLa diferencia que todo lo que logró en el Barsa no me causa ninguna emoción, alegría ni orgullo en especial, como si me hubiera causado verlo jugar ayer a la altura de una final única.
Voy en contra de casi todo el mundo que me dice que debo estar orgulloso porque es argentino, pero es demasiado pecho para mi paladar que fue creciendo a la par de Maradona, Kempes, Ruggeri, Olarticoechea, Fillol y demás bestias que dejaban la piel en serio por la albiceleste.
Mis respetos for ever para los 22 jugadores y cuerpo técnico que dieron todo en este mundial, y pido disculpas en serio si alguien se siente mal.
Al pibe no le tengo bronca ni rencor ni me cae mal como persona: solamente me entristece verlo ganar tanto afuera y cuando uno espera que la rompa donde más nos interesa, nunca estuvo.
Es que pertenece a un tipo de jugador muy repetido ultimamente. El pecho refrigerado. Tipos que se cansan de dar vueltas y cosechar distinciones en sus clubes (hola Veron!) y cuando hay que jugarla en serio, en el partido que realmente importa en con la albiceleste, se esconden. No le tengo bronca, pero el pitufo desteñido amagaba a ser el distinto de la historia. Y se quedo sin nafta.
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