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viernes, 27 de junio de 2014

Día 16 - La canasta básica

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Pasado el partido de Argentina, Porto Alegre va retomando de a poco su ritmo. Desde ayer a la tarde hasta hoy al mediodía, la mayoría de termos argentinos que infestaron territorio gaúcho durante las últimas 72 horas, emprendieron el camino de regreso a su vida diaria.

Nosotros también volvimos, pero a mudarnos. Recuperada la capacidad hotelera, retornamos al hotel donde habíamos estado hasta el martes y que, entre otras comodidades, tiene más de un toma corriente y una señal de wifi digna para que todos estemos conectados y evitemos hablar entre nosotros mandando notas, subiendo fotos o simplemente mirando los reiterativos memes de Luis Suárez.


El Beira-Río allá a lo lejos

El hotel está a tres cuadras del anterior. Estamos en el séptimo piso, y por el mismo precio nos dieron una habitación con terraza y una vista espectacular (esto lo suponemos, hoy hay niebla y no se ve el horizonte) que trae todo el sonido ambiente del Fan Fest, ubicado a unas pocas cuadras, donde prueban sonido a eso de las 8 de la mañana (“Bom día” las pelotas).

La maratón de partidos y las idas al estadio no nos dieron la oportunidad de recorrer la ciudad de día (acá se LA-BU-RA), por lo que hoy después de que Alemania venciera a Estados Unidos y Portugal clasificara hiciera lo propio con Ghana, decidimos ir a dar una vuelta por el centro.

El centro de Porto Alegre en hora pico es el mismo hormiguero de Buenos Aires. Gente apurada, largas colas para tomar el colectivo, manteros vendiendo productos imposibles. Y ellas, las casas de deporte.

No es fácil explicar un vicio cada vez más caro como el de las camisetas de fútbol. Más cuando tu interlocutor de turno sólo ve “la misma remera con otro escudo” como si fuera la Stacy Malibú con un sombrero nuevo. Nunca se sabe en qué momento empezó el gusto por acumular camisetas, o la razón. Ni tampoco cuándo se puede parar.

Las primeras camisetas exhibidas por estas tierras son las de los equipos que participan de esta Copa. Puma ofrece a los equipos africanos, más Italia, Chile y Uruguay (no, todavía no sacaron la de Chierini mordida pero sería una gran edición limitada) y los precios rondan los 200 reales (teniendo en cuenta el recargo de 35% a las compras en el exterior con tarjeta, unos 1000 pesos argentinos).


 Flamengo y Alemania, un solo corazón

Por su parte, la oferta de Adidas no sólo ofrecía las camisetas y chombas de sus selecciones (la de Rusia explota), sino también las camperas que usan los jugadores cuando salen al campo de juego (unos 250 reales, $1250 nuestros). Las casacas de las tres tiras tienen un precio oficial de 230 reales ($1150).

Nike, la empresa que patrocina al equipo local, tiene hace rato para los que viste, dos ediciones de camisetas: la oficial, que trae todas las últimas tecnologías que ofrece la marca, a 350 reales (hagan la cuenta una vez ustedes), y la “edición del torcedor” que posee el mismo diseño pero pierde un par de detalles. El par de detalles que le explicás a tu novia (si tenés, porque esta adicción puede ir muy en contra de ponerla) y no entiende entonces por qué te fastidiás tanto cuando quiere comprarse otro par de zapatos porque “cambió la temporada”. Volviendo al tema, el “par de detalles” baja el precio de la camiseta a 200 reales. Pero vos, el vendedor, yo y la tarjeta de crédito sabemos que no es lo mismo. 


 La entrada es gratis, la salida vemos

La recorrida nos llevó al único lugar que queríamos conocer desde que vinimos a Porto Alegre: el cabaret “Brecho do Futebol”, un pequeño bar futbolero decorado con bufandas de clubes del mundo y recortes de diarios donde hace un par de días (el día que pensábamos ir y la lluvia nos frenó) balearon a un argentino por razones que aún se desconocen (N. de la R.: justificamos cualquier tipo de agresión si la razón fue entonar el infumable “Brasil decime qué se siente"). A la derecha (“mejor pegale de zurda” (?)) hay una escalera con una inscripción en la pared y una flecha apuntando a la misma: “Loja Indumentaria”.

Subimos.

Perchas, perchas y perchas de camisetas de todos lados y todas las épocas. Obviamente predominaban los equipos brasileros. Revisarlas era recordar momentos del secundario en los ’90, donde siempre caía un compañero con alguna camiseta de su paso por Camboriú, Cancún, o donde el “1 a 1” nos permitía salir a gritar que somos argentinos.

Los precios no bajaban de los 150 reales. Hay más de dos mil quinientas casacas y no sabés qué órgano vender llevarte. Finalmente, y fiel a las costumbres de este grupo, nos fuimos sin mojar.

Nos quedan dieciocho días. El 9 de julio pasamos el día en San Pablo. Descubrimos que hay un outlet en un shopping cercano al Fan Fest.

Y ahí sí, vamos a salir cantando "Tarjeta de crédito decime qué se siente".
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10 comentarios:

  1. Asi que todavía no esta la camiseta mordida de Chierini(?)

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  2. ojo que otra de las costumbres de los argentinos en el exterior es querer mimetizarse entre los huéspedes criticando a sus compatriotas turistas

    este caso también es conocido como alejandrofabbrizarse y uds presentan los síntomas. Háganse ver por algún especialista brasileño, de esos que tanto les gustan ahora (?)

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  3. el argentino es insoportable desde el punto de vista que quiere hacerse ver todo el tiempo (obviamente para mal), si a vos Joe no te gusta leer la realidad cambia de página. Somos infumables.

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    Respuestas
    1. jaj es que soy el único al que no le molesta la realidad

      solo me da gracia que cuando hay argentinos que van de visita a algún lugar y se creen más que todos, aparecen otros que se creen más que esos jaja
      y ni siquiera lo critico, porque no sé desde dónde se para un argentino para criticar a otro
      igual claramente banco a los ñatos de esta página

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  4. Viajen solos y veran lo insoportables que son los argentinos y ni hablar si viajan en manada.

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  5. Banderín de Velesh en el bar. Nada, eso.

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  6. Para mi es de San Jose de Oruro (?)

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  7. turistas horribles hay de todos lados, aunque los suyos creo que son de los peores - pero eso dependiendo del motivo de la visita. y si es un mundial, demas esta decir que son de los mas infumables...
    en lo que respecta a las camisetas, coleccionarlas es de enfermito. a lo mucho solo de tu club y por ahi una que otra de la seleccion, y ya...

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  8. Las camperas con la que salen los jugadores acá están 790, comprenlas cuando vuelvan.

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  9. La casaca del tano con los colmillos de Suarez es mercancia invaluable, dicen que donó su camiseta al isntituto Smithjodeano (?)

    Lo que puedo rescatar por mi experiencia de viaje, lejísimos del marco futbolero/pasional que representa un mundial, es que está buenísimo mimetizarte y pasar totalmente desapercibido. Yo no banco esa pseudo nostalgia que llevamos a nuestros viajes que nos hace distinguirnos como argentos. Creo que la cosa pasa no por ser un extranjero de viaje sino por aprender y empaparte de lo que te rodea.

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