Día 15 - Messi no es argentino

 

"¿Cuál es el juguete favorito de los argentinos? El yo-yo". "¿Porqué en Argentina hay tantos casos de sietemesinos? Porque ni su madre los aguanta nueve meses". "¿Cómo se suicida un argentino? Se sube a su ego y salta". Esos son sólo algunos de los clásicos chistes sobre argentinos que cualquier standapero falopa de Latinoamérica tiene a mano para rellenar 15 minutos de show. No por malos o trillados, los chistes dejan de esconder una verdad: somos insoportables. Y eso se nota mucho cuando estamos en el extranjero.

Todo ese clima de cordialidad y comodidad que habíamos experimentado en Porto Alegre esta semana, se vio alterado con la llegada masiva de argentinos en las 24 horas previas al match 43. Alegres, pero desbocados. Entusiasmados, pero exagerados. Divertidos, pero provocadores. Así arribaron unos 100 mil compatriotas, invadiendo cada uno de los lugares con el "Brasil, decime qué se siente" o con "Maradona es más grande que Pelé", aún cuando el contexto no lo ameritaba ni un poco. Primero, porque jugábamos contra Nigeria. Segundo, porque a Pelé acá tampoco lo quieren. Tercero, porque en esta ciudad nos tienen aprecio, nos llaman hermanos. Incluso al punto de soportar que vayamos a los gritos por todos lados, boqueando cuando no es necesario.

 Pitufo meón marcando territorio

La llegada al estadio Beira-Río, por primera vez en lo que va del Mundial, se pareció más a lo que suele suceder cada fin de semana en nuestro país (o en cualquier otro de Sudamérica, incluyendo Brasil), exceptuando los gases, las corridas y los palos de la policía. Esto quiere decir que hubo largas colas, embudos, vallas, gente apretada y humo de los choris espetinhos de churrasco o frango.

Con el Bracagol, haciendo lobby para Rusia 2018

Ya dentro del estadio, previo encuentro con Héctor Bracamonte, presenciamos nuestro primer partido de Argentina, que por suerte siguió en la misma tónica de los anteriores que habíamos visto en la Copa: entretenido y con muchos goles. Claro que lo diferente acá fue el gol de Rojo. ¡Y de rodilla! Porque Marquitos (sí, bancar al que antes antes puteábamos también forma parte del gen nacional) no se cansa de hacer historia.

Gaaaaaaal, mojalo Pocho (?)

Y si de hitos hablamos, podemos decir que estuvimos en la cancha (y detrás de ese arco) la primera vez que Messi hizo dos goles en un mismo partido de Mundial. Un dato estadístico que suma, pero que no le es vital para sostener su condición de distinto.

Messi no es distinto sólo por su capacidad para generar juego cuando sus compañeros parecen estar en otra. Messi no es distinto sólo por clavar un tiro libre en el ángulo. Messi es arquero de la h hasta la o distinto porque es líder aún careciendo de carisma. Porque hace cosas increíbles sin ser lujoso. Porque va para adelante sin gozar al rival. Porque hace gritar a los demás, pero él no grita. Ni canta. No le sale, no le hace falta. Messi no es argentino. Pero Argentina es Messi.