Hay que
reconocerlo. Las mascotas de los mundiales dejaron de tener gracia (si es que
alguna vez la tuvieron) luego de Francia 1998. Puede que esta sea una
apreciación mía, tal vez porque ya para esa altura era un boludo grande (?),
pero ni Ato, Kaz y Nik (Corea/Japón
2002), ni Goleo (Alemania
2006) ni Zakumi (Sudáfrica
2010) consiguieron estar a la altura de los míticos Footix (1998), Striker (Estados Unidos 1994), el
lisérgico Ciao (Italia
1990), Pique (México
1986), Naranjito (España
1982) o el derecho y humano Gauchito (Argentina
1978) y siguen las firmas.
En noviembre del año pasado, se conoció el resultado de una encuesta realizada para elegir el nombre de la mascota de Brasil 2014. Finalmente, Fuleco dejó atrás a Zuzeco y Amijubi. Así, este simpático tatú de 13 añitos (nació el 1° de enero de 2000) será el embajador encargado de devolverles a los bichos mundialistas su lugar de privilegio.
Según cuenta en su página web: "Nací en el este de Brasil y pertenezco a una especie de armadillos (tatús) que antes vivía en todo el territorio. Estos últimos años he viajado por mi país conociendo a gente nueva y siempre me llevo conmigo alguna costumbre o expresión local y muy buenos recuerdos. Todavía sigo en contacto con mis padres y hermanos y vuelvo a casa al menos una vez al año para jugar al fútbol con mis amigos”.
Fuleco es la mezcla de las palabras fútbol y ecología y un homenaje al típico pibe 2.0 que se la pasa
El tatú será la quinta mascota deportiva en tener su propia canción (que no será la oficial del Mundial). Arlindo Cruz, uno de los mayores exponentes del pagode (género que deviene del samba), compuso Tatu Bom de Bola, ese tema que –suponemos- va a sonar hasta el hartazgo el año que viene.










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